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Cada opositor tiene una historia detrás y, en muchas ocasiones, es una vida familiar y laboral que se convierten en una dificultad más en esta carrera de fondo.

En este post recojo las experiencias de tres opositores reales que han aprobado las oposiciones de Justicia con circunstancias especialmente complicadas pero, que como veis, han podido compatibilizarlas con la oposición. Espero que os motive y os inspire para seguir adelante ¡ánimo!

experiencia abogada, 32 años, aprobó tramitación 2018

Esta opositora comenzó en octubre de 2015 y acaba de aprobar Tramitación. En Gestión se ha quedado a 3 puntos del aprobado.

Es abogada desde los 24 años y no ha dejado el trabajo excepto alguna tarde libre que podía cogerse. Estudiaba sábados y domingos. «Mi consejo es mucha disciplina.. tienes que ver cuántas horas al día tienes que trabajar y calcular el tiempo que puedes dedicar a estudiar. Si son 2 horas pues haces 2 horas al día, y cuando puedas más, mejor pero lo importante es ser constante. No sirve de nada estudiar un día sí y dos no. Los fines de semana hay que aprovecharlos mucho cuando se trabaja. Y para mí, una buena academia ha sido fundamental. Ellos te marcan objetivos y te exigen lo que no harías por tu cuenta».

Experiencia de un opositor que aprobó Tramitación en 2012

«Yo trabajaba a tiempo completo en una oficina, no era mal trabajo pero no consideraba que estuviera reconocido en mi puesto.

Yo era el típico chico que le encantaba ir al gimnasio y no hacía otra cosa que pensar en comida y pesas, pero mi vida cambió de forma radical. Me decidí por estas oposiciones, con una dificultad añadida; no tenía ni la ESO ni el Bachiller.

Me apunté a clases de mayores de 4º de la ESO y cuando aprobé, me planteé el siguiente paso: Bachillerato. No quería estar dos años más estudiando así que me informé e hice «la convalidación de Bachiller a efectos laborales». Esto consiste en aprobar el acceso a la universidad y, con la ESO, es equivalente a tener Bachillerato.

Me apunté a un curso intensivo mientras trabajaba todo el día en la oficina. Mi horario era de 08:30 a 14:30 y de 17:00 a 20:00. Las clases empezaban a las 20:00 en la otra punta de la ciudad, por lo que tenía que salir corriendo e ir sorteando coches en moto para llegar a las clases y salía a las 23:00. No tenía tiempo apenas ni de hacer tareas o de estudiar, pero tras 6 meses aprobé y ya tenía todo para empezar a opositar a Justicia, pero claro, ¡necesitaba tiempo!

Me jugué todo a una carta y pedí una reducción de mi jornada con una reducción de salario, así que mi horario pasó a ser de 08:00 a 14:30. De esta forma, disponía de las tardes y fines de semana para estudiar. Cuando comencé, me mareaba al estudiar la Constitución, no tenía ni idea de leyes, de absolutamente nada, pero no sé por qué, estaba seguro de que si me esforzaba podría lograrlo.

Salía del trabajo corriendo, comía en 15 min. me echaba la siesta de 7 minutos (¡sí! 7 minutos porque sabía que había gente que había tenido toda la mañana para estudiar y yo no) y a la biblioteca a estudiar hasta las 21:00. Los sábados y domingos, llegaba el primero a la biblioteca que habría a las 08:00. Si no llegaba el primero, me sentía mal porque creía que había gente que ya se estaba esforzando más que yo.

Y así estuve un año y 4 meses con esa rutina matadora. Sin rastro en mí las pesas ni el ejercicio. Hasta que llegó el día y me presenté a Auxilio Judicial. Me quedé fuera en el corte del segundo por una pregunta pero no me desanimé porque sabía que en Tramitación tenía la baza de escribir muy rápido. Me presenté y al ver el examen y contestar las preguntas en la hoja de respuestas, me salió una lágrima: sabía que había aprobado. No había plantilla, ni siquiera había terminado el tiempo para poder entregar mi examen, pero me había sabido la mayoría de las preguntas y no me lo creía.

El examen de la mecanografía fue un trámite y simplemente me ayudo a subir más puestos por la velocidad.

Y aprobé y fue la mejor decisión, me cambió la vida.

Después de eso mientras trabajaba en la Administración de Justicia, me saqué la carrera de Derecho en la UNED y ahora ando promocionando.»

Experiencia madre de tres hijas, 45 años, aprobó gestión 2018

«Tengo 45 años y tres hijas, de 9, 13 y 16 años. He tardado justo tres años en sacar la oposición de Gestión Procesal.
Me he presentado en dos ocasiones a los tres cuerpos: Gestión, Tramitación y Auxilio.

Durante los tres años he asistido a clases presenciales, salvo un periodo de 7 meses entre una y otra convocatoria (descansé 1 mes y los otros 6 lo hice por mi cuenta, fue entre examen de Tramitación y de Auxilio Judicial de la convocatoria del 2015).

Mi consejo es ir a academia, creo que sin ella nunca habría aprobado.
La academia está fenomenal para seguir un ritmo, para el material y por los profes pero para mí, lo más importante, eran mis compañeras, que estaban en mi misma situación. Fueron un apoyo psicológico fundamental (no estás sola en esta locura).

En cuanto a mi organización, ha sido muy variada durante los 3 años.
Mis primeros 9 meses, fueron muy muy organizados y con mucha rutina, para coger los hábitos de estudio, concentración… Utilicé muchísimo la biblioteca, sobretodo por las mañanas, cuando mis hijas tenían cole. Al principio echaba 8 horas y según llegaron exámenes subí a 10/11 horas.
También tuve ayuda en casa y por las tardes para llevar a las niñas a todas las actividades.
En la segunda convocatoria me ocupé de todo y no necesité ayuda, tampoco necesité la biblioteca, tenía el temario súper machacado.

En la primera convocatoria saqué un 93,75 en auxilio y en el práctico un 84,25. Así que me enfrenté a la segunda con más calma, un momento dulce con el temario.
Pero 3 meses antes de los exámenes volví a necesitar ayuda y sólo estudiaba, le dedicaba entre 10 y 12 horas, y para el desarrollo de gestión ni recuerdo, creo que todas las horas del día, ¡¡una pesadilla!!
Ha sido duro, durísimo … pero ha merecido la pena. Siempre trabajé en horario de mañana de 8 a 3. Con la crisis perdí el curro, no había ni un trabajo para mí en mi situación: madre de tres niñas que necesita las tardes, así que opositar era mi única opción. Lo afronté pensando: o es esto o me quedo de ama de casa y, me lleve el tiempo que me lleve, no lo voy a dejar, así que cuanto antes lo consiga mejor.

Con estas dos ideas me mantuve firme. También da mucho ánimo el ver que se avanza y cada día se sacan mejores notas, incluso ver que apruebas algún examen y cabe la posibilidad de ser interina. Básicamente es ver el lado positivo y no el negativo, que lo hay y es mucho… pero no lo voy a decir.»

Si os ha gustado este tipo de post, decírmelo en los comentarios y buscaré más opositores para que nos cuenten su experiencia.

 

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